Encogiéndose de hombros, Neil la siguió. Le molestó que llevara razón, pues a la media hora comenzó a caer una suave llovizna, y la fina camisa de verano de Neil quedó muy pronto empapada. Elsbeth se puso el anorak que llevaba en la mochila. Neil no había llevado el suyo porque el tiempo le había parecido buenísimo. Su prima le echó una mirada mientras la camisa se le iba calando, pero no dijo nada.
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